Os presento una panorámica de Cádiz . Se trata de un collage con partes de diversos óleos que representaban la misma panorámica... Por supuesto ninguno de ellos es mío, ni recuerdo a sus autores aunque desde aquí quiero agradecerles su colaboración inconsciente pues ellos y ellas, sin saberlo, me inspiraron a realizar esta composición.
domingo, 28 de julio de 2019
martes, 9 de julio de 2019
El libro
La
pesadez y la somnolencia se apoderaban de mi mente, abotargada ya entre tantas
letras y tanto mapa.
El calor se concentraba en las estancias de la oscura biblioteca invadida por murmullos incesantes e implacables.
El calor se concentraba en las estancias de la oscura biblioteca invadida por murmullos incesantes e implacables.
Son
momentos de cansancio y estupor que impiden a la mente seguir recibiendo
información y la fantasía se escapa del interior de la cabeza para
materializarse en sueños, esos pequeños impulsos eléctricos que nos hacen
descansar... Y así fue como todo se volvió negro en derredor y lentamente cesó
el murmullo.
Cuando
volví de mi viaje onírico el contacto de mi cara con la mesa me pareció gélido.
Los papeles yacían desperdigados entorno a mí y me rodeaban montañas de libros
y manuales. El rumor de antaño había cesado y ahora reinaba un majestuoso y
sepulcral silencio. Miré
alrededor, y sorprendido me percaté de que estaba sólo y las estancias de la
biblioteca parecían haberse multiplicado y crecido mientras yo yacía.
Lentamente
comencé a pasear por las alargadas y suntuosas galerías repletas de estanterías
de arriba abajo. Tras unos minutos, que bien podrían haber sido horas, me
detuve frente a un estante. De seguido estaba tomando un libro entre mis manos,
no sé bien si fue el azar o el hado el que me llevó a mi elección, lo cierto es
que ya poseía el tomo.
Su tacto era suave, aterciopelado y sedoso a la vez. Las
cubiertas negras, amplias y pesadas le daban firmeza y solidez. En su centro
había un delicado dibujo entretejido en hilo de oro. Este representaba una
estrella de cinco puntas circunscrita en un aro de símbolos extraños como
matemáticos o de algún alfabeto antiguo que no supe identificar. En el interior
de la estrella se encontraba un ojo con la pupila llameante, todo con un
exquisito acabado. No había rastros de título en el ejemplar.
Cuando
lo abrí, fue como si mi mente se desprendiera de mí, arrastrando tras de sí uno
a uno todos mis sentidos. Y de repente fue como si me sumergiera en el espacio
a una gran velocidad, como peso inerte que cae en las profundidades de una poza
oscura. Un
mar de sensaciones me invadieron desde todos los puntos de mi alrededor y de mi
propio interior; sentía frío, calor, sudor, hedor, como si una fiebre extraña
me invadiera; sentía placer y dolor al mismo tiempo, muerte y renacimiento al
unísono, el silencio más profundo y además la más hermosa de las de las
sinfonías...
Vi
el pasado y más atrás aún. Descubrí informes criaturas en su más aberrante
esplendor, seres increíbles que solo viven en la mente humana y que se
alimentan en las sombras que la razón no llega a iluminar de los restos
oníricos que nuestros despertares desechan y creemos borrados.
Me
perdí luego en un infinito laberinto de sensaciones que me hicieron conocer muchos secretos que ahora
no puedo eliminar y que se grabaron a fuego en mi subconsciente.
Sentí
como el poder del universo fluía por mi
interior. Toqué la verdad con la palma de mi mano y justo cuando iba a cerrarla
y a llevarme conmigo el secreto del universo y la luz de la eterna verdad me
iluminaba hasta cegarme, en ese instante justo, el libro se cerró de golpe, y
yo me sentí caer.
Cuando
abrí los ojos la mesa estaba fría, y los papeles yacían desperdigados por su
superficie. El murmullo de la gente parecía haber disminuido, ahora había menos
personas en la estancia.
Todavía
trastornado del despertar me levanté de mi asiento y comencé a recoger mis
bártulos, todavía meditando sobre aquel bizarro sueño.
Cuando
salí del edificio estaba anocheciendo, el viento batía las copas de los árboles
en un rumor estremecedor, era un viento norteño que helaba hasta la sangre.
Abroché el abrigo y comencé a caminar.
Mientras
andaba noté como se me abría la maleta, así que me detuve para volverla a
cerrar y cuando me asomé a su interior, descubrí entre mis cosas un bulto
intruso. Lo agarré y vi que era un libro de tacto aterciopelado, grandes y
pesadas tapas negras y en cuyo centro se ubicaba un precioso detalle bordado en
hilo de oro que representaba una estrella circunscrita entre símbolos y con un
ojo llameante en el centro....
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