jueves, 12 de septiembre de 2019

Tras la pantalla te vigilan



Cuando llega el ocaso y la tarde toca su fin
comienza el espectáculo de luces y sombras sobre las paredes de la habitación.


Frente a un arrinconado escritorio, un figura languidece en la penumbra
únicamente iluminada su faz por los destellos de una pantalla.


Maldita computadora que me observa inexpresiva,
fría, aséptica; silenciosa tras el gélido cristal de su mirada...


Cuantas horas rezando frente a tu altar,
cuanta liturgia te rodea, en el día a día de los seres que respiran...


Hipnótico hechizo tu fulgor desprende
Y llega a mis cansados y vidriosos ojos.


El zumbido de tus ventiladores me abstrae y
al fin, al llegar la noche, arrullado como un niño 

duermo en tu regazo.

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