lunes, 14 de septiembre de 2020

Fragmentos de la bitácora espacial




Durante más de un millón de años la humanidad volvió al nomadismo recorriendo las sendas en los negros cielos. Inmensas estaciones espaciales  surcaban el universo y acogiendo a comunidades completas como si de inmensas ciudadelas flotantes se tratasen.              En el lejano pasado, el ser humano tuvo que dejar atrás su lugar de origen. Un planeta al que los antiguos llamaban Tierra.                                                                      La historia de la humanidad terráquea (Aquella que en los tiempos antiguos estaba sujeta a la Tierra, dado que nunca habían surcado el espacio) se componía de episodios repletos de violencia, conflicto, sufrimiento y destrucción; conceptos que hoy día, la humanidad de las estrellas no conoce, a excepción de algunos eruditos del Gran Archivo Central que llevan cientos de años estudiando el pasado e intentando aprender de él. Estos estudiosos se afanan en compilar datos referentes a todo tipo de cuestiones relacionadas con el antiguo hábitat terráqueo; la morfología del planeta, la composición de su atmósfera, su geología y dinámica climática y una gran multitud de aspectos más que están sujetos a rigurosos análisis y estudios.  
Dado que ninguna persona viva sabe nada sobre aquel planeta, éste poco a poco, ha ido trasladándose al mundo de las leyendas y hoy es casi una quimera en la sociedad actual. 
Según dicen algunos eruditos, al parecer aquel pequeño planeta azul tuvo un desastroso final. En realidad, todos los planetas y cuerpos celestes de todo tipo tienen un tiempo de vida determinado, al concluir el cual se enfrían y apagan o explosionan y se desintegran en un sinfín de procesos que hemos podido observar y clasificar en nuestro viaje interestelar. Pero este fue diferente. Fueron nuestros propios ancestros los que convocaron el desastre y acabaron  provocando la destrucción de su única patria.

Es el decimotercer día del mes quinto de la era del sector 105.                                                                                  Habría que aclarar que la humanidad del espacio contabiliza en tiempo de una manera diferente. Sí que existen los días y los meses, aunque estos son solo 5. Son reminiscencias del pasado de cuando los humanos ancestrales regulaban sus actividades en función de las horas de luz de su sol más cercano. El cómputo de los años sí que cambió. No tenía ningún sentido realizar un cálculo tan arcaico y basado en el movimiento de traslación de un plantea que ya no existe. Por tanto los años pasaron a tener 100 días y a compilarse por Eras. Éstas equivalen al tiempo transcurrido en la travesía de una estación espacial a lo largo de un sector completo. Así que la duración de las Eras depende del sector por el que se transita. Esto tiene mucho más sentido a día de hoy y es indudablemente más funcional, respondiendo así al motivo de estos viajes, explorar la inmensidad del universo y encontrar nuevos lugares donde poder reiniciar la Historia de nuestra especie.

Como decía, en el decimotercer día del mes quinto de la era del sector 105, la nave sonda Vangarde, una de las naves exploradoras de la estación espacial Eureka 2, se aproximó a un pequeño planeta que orbitaba entorno al casi apagado sol de un minúsculo sistema en el cuadrante 24 de la octava galaxia conocida del sector 105.

Continuará...


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