viernes, 23 de octubre de 2020

Fragmento de bitácora espacial V

 

Hace miles de años el planeta Tierra agonizaba. La humanidad en su desprecio por su propio entorno  llevaba muchos siglos expoliando las entrañas de la tierra, arrasando con los ecosistemas naturales y destruyendo la vida en los océanos que habían sido envenenados por el continuo vertido de residuos. El deterioro de las condiciones para la subsistencia se había venido produciendo de manera sistemática durante las centurias anteriores y terminó cuando el hombre trató de conquistar el cosmos. Durante sus primeras tentativas su objetivo había sido la exploración con un afán científico. Pero pronto la verdadera naturaleza del hombre salió a la luz y los intereses y la codicia humanas llegaron también al espacio. Fue así como comenzaron los proyectos de explotación mineral en la Luna. Con el pretexto de aminorar la presión sobre nuestro plantea, se decidió explotar el universo para extraer lo necesario. Esto fue el advenimiento del desastre. Como no podía ser de otra manera, la intensidad y velocidad de la explotación acabaron pasando factura en la Luna, lo que la llevó a una rápida decadencia y finalmente a su destrucción. Aquí comenzó el apocalipsis.                                                                         

El Hombre había  traspasado el punto de no retorno y la Tierra convulsionó propiciando la mayor extinción total de toda su historia geológica acabando con toda la vida del planeta.  

Primero una lluvia de meteoros, los pedazos de la luna que fueron irremediablemente atraídos por la gravedad del planeta, asoló la Tierra, causando los mayores desastres que el ojo humano había podido observar desde que tuvo conciencia. Espantosos terremotos se sucedieron durante décadas arrasando todos los rincones del orbe. Los volcanes estallaron perforando la corteza terrestre y emitiendo grandes cantidades de gases venenosos, polvo y humo que oscurecieron el cielo privando al plantea de luz solar durante casi un siglo. Esto provocó la consiguiente bajada de temperaturas lo que heló la superficie de la tierra y de los océanos convirtiendo el planeta en una inmensa bola de hielo.                  

Cuando la nube de polvo y ceniza desapareció, el sol volvió a calentar la superficie planetaria y los mares se descongelaron y las aguas se apoderaron de todo, pues al desaparecer la Luna, también lo hizo su influjo gravitatorio que provocaba las mareas y la estabilidad de los líquidos sobre el planeta. Con su desaparición se extinguieron también las estaciones y el curso natural de las cosas fue alterado para siempre convirtiendo el clima del paneta en una simple alternancia entre un tórrido verano con altísimas temperaturas y un invierno oscuro que sumía al planeta en una noche helada y eterna.

Para aquel entonces, la humanidad había sido extinguida completamente, solo algunas personas sobrevivieron a la debacle; aquellos pioneros que se encontraban en misiones espaciales y pudieron observar como su plantea de origen se convertía en un infierno al que nunca podrían regresar. Y en su fuero interno comenzaron a comprender que serían los últimos especímenes de una especie ya extinta y que languidecerían en el cosmos hasta el día de su muerte y fin.                                                                                                                                                                                        

Una vez hubo ocurrido esto, el único vestigio que recordaría que una vez existió la raza humana serían sus creaciones: las máquinas.

Comenzó entonces la mayor obra de ingeniería jamás imaginada. Desde las estaciones espaciales que orbitaban alrededor de la Tierra, las máquinas proliferaron y se las ingeniaron para restaurar un sistema a través del cual garantizar el acceso a las energías accesibles (solar, térmica, eólica, marina). El objetivo: restaurar el planeta.

Gracias a su autonomía y resistencia, ya que las máquinas pueden soportar los avatares del extremo clima y no precisan de las condiciones que la vida requiere para florecer, algunos androides pudieron descender al planeta y comenzar con los trabajos de tan ambicioso proyecto.

Lo primero fue restaurar unas condiciones climáticas que ofreciesen garantías para que la vida pudiese surgir. Desde el espacio calentaron la superficie del planeta  de forma que las grandes masas de hielo perpetuo en que se habían convertido los océanos, volvieron paulatinamente a su estado líquido. Esto emitió grandes cantidades de hidrógeno y oxigeno a la los cielos y poco a poco fue formándose una nueva atmosfera que albergara aire respirable.

El gran cerebro artificial controlaba este nuevo sistema en los cielos desde estructuras volantes que supervisaban el buen funcionamiento del planeta que, para aquel entonces, era como un inmenso terrario. La vida volvió a florecer y la Tierra parecía disfrutar de una nueva oportunidad, algo insólito y único en la historia del universo.

Pasaron las décadas y poco a poco, a través de la ingeniería genética, las máquinas reconstruyeron los hábitats del planeta y la vida volvió. Volvieron los peces al mar y las aves al cielo. Los insectos tomaron las entrañas de la tierra y todo tipo de animales (diferentes en algunos casos) poblaron la superficie.

Y por los azares del destino y como quiera que la Historia quiso reescribirse y los homínidos volvieron a cobrar vida y su proceso evolutivo fue de nuevo recreado y al final de éste, un nuevo homo sapiens caminó sobre sus pies y exploró el mundo por segunda vez.

Pero la Historia es cíclica, como es bien sabido, y tras miles de años  el ser humano había repetido  la senda que una vez recorrió recayendo en los errores del pasado ante la impasividad de las máquinas que observaban desde el cielo.

Fue entonces cuando la gran inteligencia artificial que gobernaba el sistema desde los cielos cayó en la cuenta de que si no intercedía, el destino de la Tierra estaría sellado y llegaría el momento en que la destrucción volviera a sucederse perdiéndose por tanto el trabajo de miles de años. Así que decidió tomar parte y enviar un mensajero antes de que fuese demasiado tarde.

La misión de este mensajero de los cielos no era otra que guiar a los hombres y evitar que la historia se repitiese avocando el futuro a una irremisible destrucción.  Para ello sería necesario un nuevo peldaño evolutivo: La máquina y el ser biológico se abrazarían en una nueva estirpe que garantizase la perfecta evolución  y adaptación  a los cada vez más cambiantes entornos. Esta nueva raza estaría perfectamente diseñada para la colonización espacial y por tanto encontrar una nueva patria entre las lejanas estrellas una vez que el fin de la Tierra volviese a suceder.                                                                                                                                                      Efectivamente gracias a esta unión, la nueva humanidad estuvo mejor preparada para abandonar el planeta y continuar su expansión por el espacio.

Fue así como, con el paso de los siglos, el planeta Tierra fue totalmente abandonado y la nueva humanidad comenzó a surcar el cosmos adentrándose cada vez más en sus insondables abismos…


Con esto finalizó la proyección de datos y un sepulcral silencio inundó la sala de control. Pues la tripulación de la Vangarde comenzaba a comprender lo que había sucedido. Y es que ese pequeño planeta que orbita entorno al casi apagado sol del minúsculo sistema en el cuadrante 24 de la octava galaxia conocida del sector 105 no era otro que la Tierra; nuestro hogar original abandonado por la nueva humanidad miles de años atrás. Y seguidamente comprendieron que aquel androide hallado en la superficie había sido el portador de una revelación trascendental para comprender de dónde venimos y posiblemente hacia donde nos dirigimos.


Fin?

jueves, 15 de octubre de 2020

Fragmentos de bitácora espacial IV

 

Los operarios del laboratorio continuaron examinando la cabeza del androide durante un buen rato intentando encontrar más pistas acerca de su origen y procedencia. Y lo consiguieron.
Mientras manipulaban la superficie del objeto algo pareció ceder y hendirse un poco sobre la superficie en la parte posterior del supuesto cráneo. Seguidamente una pequeña portezuela se abrió donde hubiera estado la nuca de un ser humano. Con sumo cuidado uno de los operarios se acercó para observar mejor y con gran sobresalto y asombro todos pudieron observar como de la ranura emergía un pequeño objeto. Una especie de cartucho de algún material sintético que empleaban nuestros antepasados y que dejó de utilizarse hace miles de años. Tras consultar en las bases de datos concluyeron que efectivamente era un material de tipo plástico. Una envoltura  a decir verdad, pues dentro de la carcasa se hacía evidente la presencia de otra pieza. Prosiguiendo con el examen llegaron a la conclusión de que aquello debía ser una especie de dispositivo de almacenamiento de memoria de la máquina, y por tanto si se conseguía acceder a esa información, podría obtenerse  de primera mano un testimonio del más lejano y remoto pasado. Un hallazgo de incalculable valor y ante el que se abrían una cantidad de posibilidades de recabar datos e información útiles y por ende, las esperanzas  de localizar un nuevo destino para nuestra especie; un lugar donde comenzar de nuevo y concluir al fin con las misiones en que la humanidad se encontraba inmersa desde hacía siglos. 

La información contendía en el cartucho fue enviada al laboratorio de tratamiento de datos para su transcripción, pues en el remoto pasado la humanidad utilizaba unos lenguajes muy primitivos para comunicarse con sus máquinas y programarlas para la ejecución de órdenes sencillas. Hacía mucho que estos lenguajes habían sido olvidados y solo algunos expertos en las antiguas civilizaciones poseían los conocimientos necesarios para su interpretación. Es por esto que la tarea iba a ser presumiblemente complicada.

 Al cabo de algunas horas que parecieron interminables la transcripción estaba completa. Tras el análisis y reinterpretación de los datos obtenidos, el experto en comunicaciones de la Vangarde había preparado un dossier virtual para compilar y exponer los  resultados de una manera sintética y utilitaria, pues el sistema de almacenamiento  poseía grandes cantidades de información superflua y referente al mantenimiento del propio sistema del androide.

Toda la tripulación de la Vangarde se dio cita en el puesto de control y se dispuso en alrededor del proyector de datos. Una especie de pantalla en el suelo de la que manaban haces de luz y que se empleaba para todo tipo de utilidades relacionadas con la comunicación.


La luz se volvió más intensa y una voz comenzó a sonar…


Continuará...

viernes, 2 de octubre de 2020

Fragmentos de bitácora espacial III

 Una vez de vuelta en la Vangarde la valiosa carga fue entregada al equipo de análisis para su desinfección y posterior examen, mientras nuestra expedicionaria hacía lo propio cumpliendo con los estrictos protocolos a realizar tras una estancia fuera de la nave. 

Registro de archivo de laboratorio de nave sonda Vangarde.                                                                                                                            

Comenzamos el análisis exterior de la muestra recogida en la superficie del  planeta del primer sistema  del cuadrante 24 de la octava galaxia conocida del sector 105.

Nos encontramos ante los restos desgastados por la fuerte erosión de lo que debió ser una estructura de forma ovalada y de algún material metálico que analizaremos en la siguiente fase del estudio. Toda la superficie del objeto está muy deteriorada y recubierta parcialmente de una capa de una costra rojiza y dura que bien pudiera ser óxido ferroso. También esto lo comprobaremos mediante su cotejo con las muestras recogidas en superficie para el análisis de sus componentes.                                                                                                                              

 Procedemos a rascar un poco esta costra para recoger muestras para el cotejo. Parece que no se aferran  con demasiada intensidad. Procedemos. Tras a extracción de muestras de la capa de costra superficial, podemos apreciar que la superficie del objeto es indudablemente metálica y parece tratarse de una especie de placa electrónica y una especie de cableado muy fino que se desprende de ella. Procedemos a la eliminación de la capa superficial para el posterior examen minucioso del objeto. 

Cuatro horas después toda la Vangarde bullía de actividad. Desde el puesto de control y comunicaciones la pareja de operarios danzaban en un incesante baile de conexiones a la estación Eureka 2 y a otras a las que la señal tardaría varios meses en llegar debido a las abismales distancias que las separaban. El resto de la tripulación se apiñaba frente a la mampara trasparente que permitía la observación del interior del laboratorio donde la eliminación de la capa superficial que recubría al objeto acababa de ser completada y había revelado un sorprendente descubrimiento.

En el centro de la mesa de laboratorio se encontraba el extraño objeto. Se podía apreciar a simple vista que en un tiempo incalculablemente remoto, aquello había sido una cabeza humanoide. Más concretamente la cabeza metálica  de algún tipo de arcaico androide que pretendía simular la apariencia humana. Las huecas cuencas oculares parecían querer en su negrura transportar a los presentes a insondables y remotos misterios de tiempos ya olvidados. Por boca tan solo se apreciaba una ranura también hueca que en su día debió alojar algún tipo de sistema de emisión sonora sin duda muy rudimentario. Del mismo modo en donde deberían hallarse las orejas se observaban dos orificios muy toscos. Todo esto llevó en una segunda instancia a pensar que probablemente el androide hubiera estado en sus momentos de operatividad, recubierto de algún tipo de material que ayudase a darle una apariencia más humana a la máquina. Aunque esto son solo conjeturas pues todo parece indicar que la civilización que la construyó lo hizo en un estadio tecnológico bastante primitivo. 
De hecho, nadie en la Vangarde había visto nunca un androide. Y esto es porque aquellas máquinas, como tantas otras, pertenecían a un mundo, o mejor dicho un tiempo cercano a la mitología. Eran artefactos de un pasado remoto que se remontaba a los albores de la civilización humana. Por supuesto que quedaban algunos archivos que nos hablan de estos seres, pero son escasos y antiquísimos y desde luego, muy posteriores al desastre de la estación espacial Alejandría donde se habían conservado los archivos planetarios de la Tierra durante los primeros siglos tras su destrucción, y todo esto ocurrió hace más de diez mil años.

Continuará...


domingo, 20 de septiembre de 2020

Fragmentos de bitácora espacial II

 



A medida que la nave se acercaba al cuerpo celeste, la tripulación en su interior, se afanaba en realizar los preparativos para el descenso. Las lecturas que ofrecía el ordenador central de la Vangarde arrojaban luz sobre la morfología y composición del planeta. Los datos eran esperanzadores pues indicaban la existencia de hábitats, que presumiblemente, pudieran ofrecer condiciones para la existencia vida.

Una vez la nave tocó tierra, los mecanismos de la escotilla principal comenzaron a cobrar vida y poco a poco la compuerta de la nave se abrió dejando escapar una brillante luz desde su interior de donde surgía una silueta. Una esbelta figura emergió de la escotilla contemplando un nuevo horizonte. 

A través de la visera del casco nuestra exploradora pudo observar ante sí el vasto paraje que se extendía en derredor. Una inmensa llanura barrida por el polvo. Y a lo lejos, lo que parecía ser un sistema montañoso cuyos picos se elevaban a alturas considerables.

 Tras descender de la nave y terminar de ajustarse los equipos, imprescindibles para poder realizar su tarea en un entorno nuevo y desconocido, nuestra aventurera comienza con paso lento, pero seguro, su exploración planetaria. Su misión: recoger muestras de diversa índole para su posterior examen. La información resultante de estos exámenes y pruebas pasan a formar parte de una inmensa base de datos de la cual se extraen los destinos candidatos para una futura colonización. Hasta el momento todas las propuestas habían terminado siendo infructuosas por lo que, desde la dirección de la estación espacial Eureka 2 tenían puestas muchas esperanzas en aquel pequeño y olvidado astro.

Después de un breve viaje en el vehículo explorador de la Vangarde, nuestra pionera se encontraba al pie de las montañas. Decidió ascender unos metros para obtener una mejor visión panorámica del paisaje del entorno cercano. Una vez posicionada, inspeccionó el terreno en busca de algún accidente geográfico que suscitase su atención.                                                                                                          

De pronto, algo captó su curiosidad. A lo lejos le pareció ver un reflejo. Como un destello metálico que centelleaba intermitentemente en la lejanía.                                                                                                 Rápidamente, la exploradora comenzó el descenso en dirección al hallazgo. En unos pocos minutos ya estaba tan cerca que podía verlo con sus propios ojos, sin necesidad del escáner de visión que había empleado antes. A medida que se acercaba su mente trataba de dar forma a aquella mancha de aspecto metálico que refulgía en medio del polvoriento desierto.                                                                                                                      

Cuando llegó al lugar, desmontó del trasporte y se acercó cuidadosamente al objeto. Ahora podía ver con claridad que se trataba de una pieza esférica, metálica en apariencia, pues estaba semienterrada.      Se acercó aún más y la desenterró con sus propias manos, solo para descubrir con asombro en qué consistía su hallazgo.

Continuará...

lunes, 14 de septiembre de 2020

Fragmentos de la bitácora espacial




Durante más de un millón de años la humanidad volvió al nomadismo recorriendo las sendas en los negros cielos. Inmensas estaciones espaciales  surcaban el universo y acogiendo a comunidades completas como si de inmensas ciudadelas flotantes se tratasen.              En el lejano pasado, el ser humano tuvo que dejar atrás su lugar de origen. Un planeta al que los antiguos llamaban Tierra.                                                                      La historia de la humanidad terráquea (Aquella que en los tiempos antiguos estaba sujeta a la Tierra, dado que nunca habían surcado el espacio) se componía de episodios repletos de violencia, conflicto, sufrimiento y destrucción; conceptos que hoy día, la humanidad de las estrellas no conoce, a excepción de algunos eruditos del Gran Archivo Central que llevan cientos de años estudiando el pasado e intentando aprender de él. Estos estudiosos se afanan en compilar datos referentes a todo tipo de cuestiones relacionadas con el antiguo hábitat terráqueo; la morfología del planeta, la composición de su atmósfera, su geología y dinámica climática y una gran multitud de aspectos más que están sujetos a rigurosos análisis y estudios.  
Dado que ninguna persona viva sabe nada sobre aquel planeta, éste poco a poco, ha ido trasladándose al mundo de las leyendas y hoy es casi una quimera en la sociedad actual. 
Según dicen algunos eruditos, al parecer aquel pequeño planeta azul tuvo un desastroso final. En realidad, todos los planetas y cuerpos celestes de todo tipo tienen un tiempo de vida determinado, al concluir el cual se enfrían y apagan o explosionan y se desintegran en un sinfín de procesos que hemos podido observar y clasificar en nuestro viaje interestelar. Pero este fue diferente. Fueron nuestros propios ancestros los que convocaron el desastre y acabaron  provocando la destrucción de su única patria.

Es el decimotercer día del mes quinto de la era del sector 105.                                                                                  Habría que aclarar que la humanidad del espacio contabiliza en tiempo de una manera diferente. Sí que existen los días y los meses, aunque estos son solo 5. Son reminiscencias del pasado de cuando los humanos ancestrales regulaban sus actividades en función de las horas de luz de su sol más cercano. El cómputo de los años sí que cambió. No tenía ningún sentido realizar un cálculo tan arcaico y basado en el movimiento de traslación de un plantea que ya no existe. Por tanto los años pasaron a tener 100 días y a compilarse por Eras. Éstas equivalen al tiempo transcurrido en la travesía de una estación espacial a lo largo de un sector completo. Así que la duración de las Eras depende del sector por el que se transita. Esto tiene mucho más sentido a día de hoy y es indudablemente más funcional, respondiendo así al motivo de estos viajes, explorar la inmensidad del universo y encontrar nuevos lugares donde poder reiniciar la Historia de nuestra especie.

Como decía, en el decimotercer día del mes quinto de la era del sector 105, la nave sonda Vangarde, una de las naves exploradoras de la estación espacial Eureka 2, se aproximó a un pequeño planeta que orbitaba entorno al casi apagado sol de un minúsculo sistema en el cuadrante 24 de la octava galaxia conocida del sector 105.

Continuará...


jueves, 7 de mayo de 2020

Collage Cádiz opposite side

Hace unos meses compartí un collage con partes de diversos óleos que representaban la misma panorámica de la ciudad. En esta ocasión repito la operación pero desde el lado opuesto y con otros materiales, en vez de pinturas, esta vez son fotografías...

jueves, 23 de abril de 2020

Grandes distopías: Un futuro posible. Marx, Smith y Montag: rebeldes distópicos.


En las siguientes líneas dedicaré mis palabras a una recurrente reflexión que ha asaltado las mentes que anhelan la libertad desde los tiempos de Tomás Moro. Pondremos el acento en dos enfoques principalmente: Las Distopías por un lado, y las actitudes individualistas, desafiantes y rebeldes frente a la sociedad establecida que describiré a través de tres personajes de ficción, por otro.


Distopía se define como una sociedad caracterizada por un enfoque en las sociedades negativo tal como la pobreza masiva, la desconfianza pública, el Estado policial, la miseria, el sufrimiento o la opresión. La mayoría de los autores de ficción distópica exploran al menos una de las razones por que las cosas son así, a menudo como una analogía para cuestiones similares en el mundo real. En palabras de Keith M. Booker, la literatura distópica se utiliza para «proporcionar nuevas perspectivas sobre las prácticas sociales y políticas problemáticas que de otro modo podrían darse por sentado o considerados natural e inevitable».
El nacimiento de la literatura distópica nace en 1921, cuando el ingeniero ruso Yevgeni Zamiatin publica «Nosotros», presentando a unos seres sin nombre que sufren bajo el yugo del poder absoluto. Así, la antiutopía o distopía imagina un futuro carente de privacidad y libertades, en la que la ciencia y la tecnología sirven para que unas élites todopoderosas esclavicen a la humanidad.
Tras la publicación de «Nosotros», llegarían tres clásicos: «Un mundo feliz» de Aldous Huxley, «1984» de George Orwell, y «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury. Éstos exploraran el totalitarismo, la industrialización y las guerras mundiales, además de tratar temas como la eugenesia o la erradicación de la cultura.

Un mundo feliz. (A. Huxley)

Sus protagonistas presentan puntos de vista opuestos de esta sociedad que se divide por castas según su función social. Son Lenina es la perfecta ciudadana, feliz, conforme y, cumpliendo su función en la sociedad, pero bastante incapaz de ejercer su libertad de pensamiento. 
Bernard Marx  intelectualmente más listo que los demás (alfa-más) —su inteligencia hace que no responda al condicionamiento—; pero físicamente es más pequeño que el Alfa promedio, se enfrenta a problemas como el rechazo social y la falta de respeto por parte de las castas inferiores. Como resultado, se ha convertido en un inadaptado social, avergonzado cuando trata de propiciar citas con mujeres, desinteresado por los deportes, prefiere ser miserable que tomar soma (sustancia para el control social) y a menudo expresa opiniones de inconformismo. El comportamiento inaceptable de Bernard lo mete en problemas con su jefe, el Director del Laboratorio de incubación y Acondicionamiento. Sin embargo, Bernard obtiene permiso para visitar la Reserva Salvaje, donde lleva a Lenina. Allí conocen a  John el Salvaje es el hijo de dos ciudadanos del mundo civilizado. El choque cultural que resulta cuando el «salvaje» es llevado a la sociedad del «Mundo Feliz», como lo llama inicialmente, provee un conducto para que Huxley compare los valores de la sociedad con los nuestros y señala los mayores defectos de la sociedad del Mundo Feliz.


Farenheit 451. (Ray Bradbury)
Guy Montag no es un bombero, sino que es completamente lo contrario: se encarga junto a sus colegas de provocar incendios, con los cuales planean quemar todo libro que encuentren. Montag nunca cuestionaba su trabajo, reteniendo por completo su curiosidad y reduciéndose a lo que él llamaba una vida feliz. Pero después de cierto tiempo la mente de Montag empieza a funcionar de forma diferente, cuestionando el porqué de su trabajo y de su forma de vida. El bombero no puede retener su curiosidad, por lo que roba un libro y empieza a comprender el mundo en el que se mueve. Montag va aprendiendo más, va desarrollando su mente y curiosidad, pero son los libros los que le arrebatan su vida, poniéndolo en encrucijadas respecto a su vida privada, social y laboral.
En este futuro el pueblo ha puesto en manos de sus dirigentes una de las decisiones sociales e incluso filosóficas más grandes para el hombre, planteada incluso desde el Génesis bíblico: ¿He de pensar o de ser feliz?. Montag no puede contenerse y desafía este régimen, mostrando su individualismo y curiosidad por medio de los libros, por los cuales empezó a sentir una tremenda fascinación; pese a sus esfuerzos por convencer a la gente que lo rodea, ve que no puede convencer a aquella gente atrapada en esa felicidad provisional, por lo que se convierte en fugitivo.


1984 (George Orwell)
Winston Smith trabaja en el Ministerio de la Verdad. Su cometido es reescribir la historia. Tras años trabajando para dicho ministerio, Smith se va volviendo consciente de que los retoques de la historia en los que consiste su trabajo son sólo una parte de la gran farsa en la que se basa su gobierno, y descubre la falsedad intencionada de todas las informaciones procedentes del Partido Único. En su ansia de evadir la omnipresente vigilancia del Gran Hermano (que llega inclusive a todas las casas) encuentra el amor de una joven rebelde llamada Julia, también desengañada del sistema político; ambos encarnan así una resistencia de dos contra una sociedad que se vigila a sí misma.
Juntos Winston y Julia creen afiliarse a la Hermandad, un supuesto grupo de resistencia dirigido por Emmanuel Goldstein —un personaje casi tan ubicuo y omnipresente como el propio Gran Hermano, el Enemigo del Pueblo, traidor a la Revolución y escritor de “El Libro”, el cual Winston lee hasta llegar a comprender los mecanismos del doblepensar, herramienta base de dominación del Partido—, y que es en realidad uno más de los instrumentos de control del Partido. Inequívocamente, el personaje de Goldstein se refiere a León Trotsky, el némesis de Stalin.


A través del análisis de sus personajes principales, encontramos que las tres novelas hablan de la disconformidad, de las conductas antisistémicas, desde descubrimiento de una verdad oculta, velada tras los artificios de una sociedad futura que ha entregado su libertad a cambio de la comodidad y la seguridad. Han sacrificado todas las cosas que los hacían ser personas en pos de convertirse en números, en cifras, en piezas o eslabones de una inmensa cadena que es la sociedad.
Sus personajes comparten una visión de la realidad más relativa. A todos ellos, les ocurre un acontecimiento que les ayuda a cuestionarse cómo son y deben ser las cosas, les hace reflexionar sobre lo automático de su vida diaria, levantar por una vez la cabeza y echar una mirada desde la posición erguida, de tal manera que observamos nuestro entorno desde otro punto de vista y por tanto desciframos cosas que antes eran ocultas o mejor, pasaban desapercibidas.
Otro punto común entre dichos personajes radica en el mundo en que viven y el tipo de sociedad al que están adscritos. Se trata de escenarios en que la sociedad está altamente jerarquizada y sus habitantes clasificados y destinados a desempeñar una función predeterminada. Un denominador común de estas sociedades es que los individuos carecen de voluntad y libertad de opciones. Desde la dirección del Estado se conduce a la sociedad hacia una meta común de orden superior, por la que merece la pena sacrificar todo atisbo de individualismo o personalidad en pos de alcanzar el objetivo final de la manera más eficiente. Se trata por tanto, de sociedades deshumanizadas en las que todo deber ser cuantificable y cuantificado, y en las que no cabe la subjetividad del individuo pues todo está dirigido desde las élites que controlan la masa social


Estas tres obras son ya consagradas clásicos de la literatura universal, y sus autores son, a día de hoy, considerados auténticos profetas de la literatura de ficción. Gran parte del magnetismo de estos libros radica en su atemporalidad. Considerando sus fechas de redacción, hace más de medio siglo, podemos ver en ellas cierto atisbo de advertencia que entraña un mensaje ético y moral dado que realizan hipótesis de fórmulas sociales posibles y por tanto plantean cantidad de dilemas y reflexiones que pueden ayudarnos como sociedad hacia el camino de la felicidad.
Recomendamos su lectura, su estudio, su degustación… En estos tiempos oscuros en que economía y ciencia se dan la mano, estos libros nos advierten de un mañana posible y su lectura no puede sino causar una reacción en el lector…                
Que los disfrutes.

martes, 7 de abril de 2020


Los adversarios se retaron en un duelo de miradas 
que encerraban el ímpetu de un volcán.
En plena batalla, los gallardos caballos colisionan en bestial envite 
haciendo tronar al graderío.
Justo o no, él es el vendedor del duelo del amor, 
el campeón de la dama…
Pero la sombra de la deuda del honor perdido es larga 
y se proyecta incansable hasta alcanzar a la fugitiva pareja…
Solo el ocaso presencia el trágico destino de los amantes.

Y el fatal desenlace atormentará al vencedor en su aciago destino, 
por siempre…